Durante
años, la solución para el almacenamiento masivo de datos en una computadora ha
sido un disco duro. Éste guarda los archivos del sistema operativo
instalado, la música, los videos, etcétera, dependiendo de platos giratorios
que mantienen la información y son leídos por un cabezal muy al estilo
tornamesa.
Pero los SSD
funcionan diferentes. Asimilándose a una memoria RAM, estas nuevas unidades de almacenamiento
intercambian el disco giratorio por pequeños chips de memoria flash para
entregar capacidad, siendo
innecesario un cabezal para leer datos ya que todo se hace electrónicamente
mediante una controladora.
Esto le
permite al SSD no tener partes móviles, es decir, no poseer piezas que se están
moviendo físicamente como un disco que gira junto a un cabezal que busca
sectores, permitiendo que la nueva tecnología sea de menor tamaño físico y
presente una serie de otras ventajas que la colocan por sobre el disco duro
tradicional.
Al estar
conformado por memorias flash que son semiconductores de estado sólido, veremos
algunas ventajas que podemos ilustrar de la siguiente forma: imaginen la
competencia entre un lector de CDs y un pendrive o memoria flash extraíble. Acá
es lo mismo, pues se cambia el modelo de almacenamiento desde discos que giran
a chips sólidos electrónicos.
Por eso, la ventaja más evidente es la resistencia a golpes y
maltratos, ya que al no haber partes móviles, la unidad es menos delicada. Por
mucho tiempo vimos en los discos duros sistemas de protección de caídas, las
que frenaban al disco duro si es que venía una caída fuerte. Ahora eso ya no es
necesario, pues al igual que un pendrive, por dentro no hay nada que se mueva y
pueda ser dañado.
Pero la ventaja más importante viene por el lado del
rendimiento. Los discos duros son tecnología vieja, tal como un CD lo es a un
pendrive, ya que los chips de memoria facultan al computador para acceder de
manera más veloz a la información, lo que se hace a la velocidad que permiten
los semiconductores y la controladora. En cambio, en un disco duro el plato
giraba y el cabezal tenía que ubicar el archivo físicamente, demorando la
tarea.
Así, vemos que un disco duro moderno alcanza velocidades de
escritura y lectura de datos cercanas a los 100MB/seg, en un disco que gira a
5400RPM o 7200RPM. Por otro lado, un SSD promedio alcanza fácilmente los
500MB/seg. Esto afecta directamente al usuario, ya que a mayor velocidad de los
datos en un PC, más rápido se cargan los programas y se inicia el sistema
operativo.
Los tiempos de acceso también mejoran en un SSD respecto a un
disco duro. Porque al depender únicamente de la velocidad del semiconductor, un
SSD demora cerca de 0,08ms en encontrar la información que busca y comenzar la
transferencia, mientras que el tiempo promedio en que un disco duro tarda en
hacer lo mismo es de 12ms. Así, otra ventaja de los SSD es su reducido tiempo
de respuesta para llevar a cabo órdenes.
Con un SSD también disfrutamos de un menor ruido, ya que no
hay cabezal leyendo y escribiendo datos en un plato, al mismo tiempo que la
ausencia de dicha labor y los motores asociados disminuyen el consumo
energético del dispositivo, mientras que se reduce la temperatura a la que
funciona y se eliminan las vibraciones.
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